martes, 27 de noviembre de 2012

I want you for the army


¿Qué es la paz? La paz es un sentimiento de bienestar también conocido como tranquilidad interior, la ausencia de conflictos. Vivir en paz es vivir sin generar conflictos, pero no es posible por mucho tiempo, ya que todos somos seres pensantes y tenemos nuestras propias opiniones. Todos queremos vivir en paz pero sin embargo siempre hay algo que no lo hace posible.

¿Pero de quién es la culpa? Vamos a pensar por un momento que se nos diera la posibilidad de adquirir la paz a cambio de la renuncia de algunos bienes, ¿estaríamos todos dispuestos? No, seguramente no. Y esto es consecuencia de que no todos hemos vivido la experiencia de una guerra. Si a un judío en la época de la II Guerra Mundial se le diera esta oportunidad, no tardaría en elegir.

 
¿Cuánto tiempo de paz ha habido en la tierra? ¿Se podría contar cuántos años se ha estado en paz? La paz mundial nunca ha existido; a lo largo de la Historia, encontramos que aunque la paz existiera en determinadas zonas, en otras no ha sido así. Estos conflictos, por muy absurdos que sean a ojos del resto del planeta, ocurren. La cuestión es pelear. Y es que estas luchas nunca fueron rentables.
 

 
La opción de paz no existe. Tras acabar el high school, a los norteamericanos se les proponen las siguientes opciones: o entrar en la Universidad, o ingresar en la US army. El patriotismo inculcado desde pequeños se ve reflejado en las cifras de ingreso en la armada. El canto del himno nacional antes de un partido de béisbol nunca puede faltar  … ¿qué niño no sueña con ver su nombre en las Listas de Héroes? ¡Hasta un español quiere ser norteamericano el 4 de julio! Estados Unidos es un ejemplo de cómo es posible convencer a los habitantes de que una vez llamados a la guerra no vacilarían en dar la vida por el resto de sus compatriotas. El sentimiento de protección debido a que , sin irte más lejos, los propios miembros de tu familia sean llamados a filas y saber que tus espaldas están cubiertas por ellos, nos reconfortaría a cualquiera. Es el propio Estado quien hace que ser llamado a combate sea un honor: muchas facilidades para las familias de los soldados, las condecoraciones por tus méritos, entre otras muchas cosas. Pero es aquí donde basamos nuestra posición. Hay demasiados intereses, demasiado dinero en juego para preferir un estado de guerra constante a una paz mundial.

 
Parece mentira que la Madre Teresa de Calcuta y Hitler sean de la misma especie pero es que a pesar de ello lo que les hace radicalmente diferentes es el uso que hicieron de su inteligencia. En el primer caso para hacer el bien y el segundo para cometer de manera eficaz las mayores atrocidades imaginables. Que hacer el bien o hacer el mal sea una simple elección asusta, y asusta más aun que hacer el mal sea la opción más veces elegida.

Pensemos por un momento que todo el dinero que mueve la guerra y los conflictos se invirtiese en solucionarlo de manera pacífica. Por qué elegimos el mal? Por qué elegimos la pelea? Señores, porque es lo más fácil.

Colaboración de:
 
María Baselga Puente
Sara Euceda Argueta
Ana Mundet Tarragó
Gabriela Uriarte Pérez-Villar

 

martes, 20 de noviembre de 2012

La Felicidad depende de ti

Hablando con una querida amiga mía, me decía que lo único que le importaba y quería en esta vida es ser feliz. Y yo me pregunto ¿Qué es la Felicidad? ¿En qué consiste esa Felicidad? ¿Qué es lo que realmente buscamos los jóvenes hoy en día?
 
Yo he oído decir que la Felicidad es aprovechar las pequeñas cosas que te presenta la vida. ¿Cuáles son esas pequeñas cosas?  Todos nos encontramos  ante la alternativa de la alegría o de la desgracia. Pero como decía mi madre “el que algo quiere, algo le cuesta” y está claro que la plenitud vital me la he de ganar yo misma, otros lo pueden hacer mejor, pero no por mí.
 
Recuerdo una frase que oí hace mucho de un profesor que decía que, la Felicidad es la capacidad de hacer de tu vida una obra de arte. Ser como un diamante y no como el carbón, porque el carbón se absorbe y el diamante refleja. Esa frase, me hizo pensar que ser feliz serÍa algo así, como ser capaz de reflejar la belleza del mundo, la belleza que uno posee y compartirla con los demás.

 
El ser humano necesita amar y ser amado, y ¿qué es amar? Amar es buscar la Felicidad y lo mejor para el otro. Necesitamos de los demás para vivir. Todo lo que hacemos en nuestra vida tiene unas consecuencias que afectan a las demás personas.
 
 Si lo que hacemos es pensar en nuestro propio bien, no encontramos nada. Por eso cuando uno se esfuerza dando lo mejor de sí mismo, a pesar de que le cuesta, está pensando en el bien del otro, y consigue verdadera felicidad. Digo verdadera, porque cosas buenas hacemos todos, y siempre tenemos momentos y deseos de felicidad que nos hacen sentir mejor, pero esa felicidad es duradera cuando se persevera en el día a día.
 
Se puede ser feliz siempre y en cualquier situación que te presente la vida, todo depende de ti y de tu actitud frente a las cosas, porque la enfermedad, el disgusto de algo, la muerte de algún familiar, no las eliges, porque te vienen dadas. Ahí está el quid de la cuestión porque la Felicidad depende de ti, de cómo y cuánto la busques.

 
En resumen, como dice Alejandro Llano en su libro La vida lograda "El logro de la propia vida no es innato, no se hereda ni se lleva inscrito en el genoma: está abierto a todos los individuos de la especie humana y siempre se puede recuperar cuando parece perdido.

http://www.youtube.com/watch?v=oCj32hjByxc

Cómo sentirse en casa

 
Sentirse en casa es estar como en casa, a tu gusto, donde puedes expresarte tal como eres, sin preocuparte del saber estar. Es donde se te van las preocupaciones porque te sientes arropado por aquellos que te quieren, todo ese conjunto que te produce sensación de felicidad.
El término “familia” puede ser descrito de muchas maneras, dado que cada persona tiene su punto de vista. En el mundo hay personas que están solas, porque se han quedado huérfanas,  han sido abandonadas  o es un indigente que vive solo en la calle. Esta gente puede considerar como familia a aquellas personas con las que más trato tienen aunque no sean de la misma sangre. Y por otro lado hay gente que nace con una familia sea numerosa o no, que tienen su propio hogar.
Todos como personas, tenemos el mismo derecho a hallar una familia y poder formar un hogar, aunque según qué circunstancias no se refleje de este modo, cada persona necesita de seres queridos para vivir. Porque lo que hace verdaderamente un hogar es la familia.
El cuidado del hogar es imprescindible para que uno se sienta como en casa. Es vital el papel de la madre en la familia, puesto que llegar a casa después de un día duro de trabajo y poder encontrarte la cena preparada, con todo el cariño que se ha puesto no tiene precio. Ahí te das cuenta de lo que te quieren y de lo que te cuidan.
El querer a tus padres, a tus hermanos no te lo planteas, porque son esenciales en tu vida, porque te ayudan a realizarte como persona, porque te conocen como eres, y te han educado y dado todo lo que han podido, se han desgastado por ti en su día a día, y han buscado siempre lo mejor para ti.
La educación que recibimos en la familia es una de las cosas que condiciona nuestra forma de ser.
Te quieren tal como te muestras, con tu carácter, tu temperamento y tu forma de ser. Hace unos días llegué a casa y me encontré en el comedor una deliciosa cena estilo americano como se hace en Boston, mi querida ciudad y de postre había crema catalana, típica de Barcelona de donde soy, esta sorpresa por mi cumpleaños y otras más me hacen ver que cuando de verdad te conocen, saben sorprenderte de todas las maneras posibles, de este modo podríamos hablar de un amor desinteresado.
 Para lograr una buena convivencia en casa, es necesario hacer un esfuerzo olvidándote de ti, y pensar en lo que necesita el otro de acuerdo con las condiciones del día.
En definitiva, podría decir, que hacer familia no es tarea sencilla,  pero sí apasionante y el secreto no está tanto en lo que se hace sino en el cómo se hace.


http://www.youtube.com/watch?v=Iak7EqO-hZ8

Bienvenido al mundo de los mayores!

El Bachillerato es una etapa formativa no obligatoria que consta de dos cursos. Como objetivos, tiene adquirir una madurez intelectual y humana, unos conocimientos y habilidades adquiridos para ser capaz de desempeñar unas funciones sociales de forma competente y responsable, y finalmente estar capacitado para cursar estudios de Formación Profesional de Grado superior o estudios Universitarios.

Durante esta etapa formativa que consta de dos cursos, está segundo de bachillerato. Este es un curso intenso y cansado. Vas por los pasillos y oyes voces que dicen no poder más, murmuraciones que dicen no tener tiempo para nada más…Solo se ven caras largas que dicen estar estresado. Me pregunto qué es lo que pasa en segundo de bachillerato. No hay paz alguna, siempre hay alguien quejándose del excesivo trabajo, o simplemente llorando para desahogarse. Vuelvo a cuestionarme, dónde esta el problema, realmente ¿hay derecho a quejarse?, o quizá las alumnas estamos acostumbradas a exagerar. Llega un momento en que uno no sabe distinguir de quién es la culpa; si es suya o del profesor obsesionado con la selectividad, que con esta excusa no hay un minuto de paz.

Los lunes, el primer día de la semana, se intenta empezar la semana con buen pie, con una sonrisa y fingir por dentro que hoy no te vas agobiar. A las nueve y cuarto, muy puntual entra la profesora y con prisa manda abrir libros, explica con mucha ligereza el temario propuesto de ese día. Nadie entiende nada, pero ya se sabe que habrá que aplicar horas extras a esa asignatura o buscarse una academia y pagar clases particulares. Se reparten los exámenes de la semana pasada, y vas recordando las horas que aplicaste y todo el esfuerzo que empleaste para sacar buena nota, al instante dicen tu nombre, coges el examen y te encuentras con un suspenso.

Con este sucedido llegas a la conclusión de para qué estudias, te planteas buscar otra carrera que no te exija una nota demasiado alta para matricularte, te sientes amargada, triste e insegura. Acabas el día con la agenda a punto de explotar, que no puedes escribir nada más porque a tu agenda no le queda espacio y los exámenes se han apoderado de ella.

En definitiva tienes una vida que queda reducida al estudio, ya no hay preocupación por los demás, sólo por tus notas y funcionas constantemente comparando resultados y queriendo ser la número uno. No puede ser este clima horrible. Nada hay de positivo. Solo se consigue vivir agobiado, estresando a los demás y acabar siendo un egoísta metido en su ego.

Pero llegas a casa, te sientas, miras a tu alrededor y le cuentas el día a tu padre que ha estado trabajando sin parar para sacar adelante a la familia. Finalmente después de explayar todo tu estrés, te das cuenta que vas creciendo, que te queda mucho por delante, que la vida es todo un aprendizaje y que estas experiencias forman parte de tu vida para poder llegar a ser un buen profesional. 


 

Autobiografia

Mi nombre es Ana Mundet Tarragó. Soy de Barcelona y he vivido en esta ciudad desde el 2 de julio del 1992, el día en que nací  junto a mi querida melliza Marta. Tengo una gran familia. No me puedo quejar porque además de ser numerosa, es muy diversa y tengo la suerte de poder aprender mucho de cada uno de ellos. En casa somos diez en total. Mis padres se llaman Joaquim y Gloria.
Mi padre es médico y siempre nos ha intentado orientar con su profesión a querer la medicina, el trato con el paciente; y puedo decir que algo ha conseguido porque de ahí ha salido mi hermana Mercè, una gran enfermera.  Mi madre se dedica entre otras muchas cosas a la casa. Es una madraza que me ha enseñado y educado muy bien en las tareas del hogar. Con todo su empeño ha conseguido que a medida que hemos ido creciendo y escogiendo el camino de nuestra vida, podamos hacer familia allá donde estemos.
Somos cuatro chicos y cuatro chicas, la verdad es que estamos bien repartidos. El mayor de todos se llama Eduard, un gran ingeniero de telecomunicaciones, está casado, vive en Madrid y tiene tres niños. Le sigue Josep Mª que ha estudiado Administración de empresas, también está casado y este noviembre esperamos al querido Borja  que será su primer niño. Después está Mercè, que vive en Corea y es enfermera como he dicho antes: le viene de padre.
Xavi vive en Tenerife y actualmente trabaja en Iberdrola. La quinta es Cristina que este año se casa y, como Marta, está estudiando Farmacia en la Universidad de Barcelona.  Y el pequeño Joan, aunque de pequeño no tiene nada, porque ya ha cumplido 17 años, está en segundo de bachiller preparándose para entrar en el mundo universitario; le encantan los juegos de magia, siempre sabe arrancar una sonrisa y estoy segura de que llegará muy lejos con ese valioso don.
Yo voy después de Marta, que aunque seamos mellizas, ella nació antes y dicen que me supera por diez minutos. Recuerdo ese día por una foto que tenemos juntas, yo salgo calva, llorando a grito pelado y ella con mucho pelo en la cabeza mirándome muy serena. Mucha gente nos pregunta si nos parecemos y la verdad es que no, somos totalmente distintas, y eso es lo divertido porque lo que no tiene una lo tiene la otra. Me encanta tener una melliza, siempre nos hemos llevado muy bien, hemos compartido mucho, hasta las mismas amistades. Hace seis años empezamos a vivir más separadas. Nos comparábamos mucho las dos y no sacábamos lo mejor de nosotras; mis padres decidieron separarnos: ella se quedó en Barcelona y yo me fui a otro colegio, La Vall.
Desde entonces aprendí a ser yo, a quererme como soy, a disfrutar con lo que tenía y a poner en práctica las maravillosas virtudes que Dios me ha dado. Me encanta el monte, soy una amante de la repostería, disfruto mucho jugando a baloncesto y me apasiona ir a correr siempre que sea con amigas, que son la mejor compañía.
Estudié dos años Nutrición en Barcelona y ahora estoy en Pamplona acabando la carrera. Miro lo que llevo de vida y me doy cuenta de que todo lo que de pequeños hemos recibido nos ha encaminado hacia nuestro destino, el desvelo de mis padres, el ejemplo de mis hermanos, las exigencias de la vida… A la vez me doy cuenta de todo lo que queda por recorrer y todo lo que nos necesitamos para ser fieles al compromiso que cada uno ha tomado. Por eso, mi familia tiene una parte muy importante en mi propia autobiografía.